Todos los cuentos clásicos con los que nos hemos criado de pequeños tienen un alto valor pedagógico y por este motivo estos cuentos siguen vivos hoy en día y siguen transmitiéndose de padres a hijos. En esta ocasión recibimos a Irina y su mamá con un cuento que me gusta mucho porque los niños pueden aprender el valor de no fiarse de aquellas personas que no conocen, sobre todo aquellos niños que son más confiados y creen que todo el mundo es bueno sin entender la maldad que existe dentro de algunas personas.
La mamá de Irina, Andrea, llegaba a nuestra clase convertida en la madre de caperucita y cargada con una gran cesta de alimentos saludables para luego celebrar con nosotros una gran merienda. Muchas gracias por prepararlo todo con tanto cariño y acompañarnos en este proyecto!!
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